La inflación interna de los precios de los alimentos sigue siendo alta en los países de ingreso bajo y mediano. Una inflación superior al 5 % se registra en el 59,1 % de los países de ingreso bajo (2,0 puntos porcentuales más altos desde la última actualización del 25 de abril de 2024), el 63 % de los países de ingreso mediano bajo (0,8 puntos porcentuales más bajos), el 31 % de los países de ingreso mediano alto (2,0 puntos porcentuales más bajos) y el 14,5 % de los países de ingreso alto (1,8 puntos porcentuales más altos). En términos reales, la inflación de los precios de los alimentos superó la inflación general en el 53 % de los 166 países que aportan datos.
Desde la última actualización del 25 de abril de 2024, los índices de los precios agrícolas y de los cereales subieron un 1 % y un 6 %, respectivamente, mientras que el índice de los precios de exportación disminuyó un 4 %. Entre los cereales, los precios del maíz y el trigo subieron un 4 % y un 21 %, respectivamente, en tanto que los precios del arroz bajaron un 1 %. En términos interanuales, los precios del maíz son un 21 % más bajos; los del trigo, un 7 % más altos, y los del arroz, por otro lado, un 20 % más altos. En comparación con enero de 2020, los precios del maíz son un 19 % más altos; los del trigo, un 24 % más altos, y los del arroz, un 46 %. (Véanse los datos de la “hoja rosada” [i] sobre los índices de precios de los productos básicos agrícolas y de los alimentos básicos, que se actualizan mensualmente).
En la última edición del informe Commodity Markets Outlook (PDF, en inglés) (Perspectivas de los mercados de productos básicos) del Banco Mundial, publicada a fines de abril de 2024, se arroja luz sobre acontecimientos significativos y proyecciones futuras en los mercados mundiales de productos básicos alimentarios. A principios de abril, el índice de precios de los alimentos se moderó tras haber disminuido un 4 % en el primer trimestre de 2024, y llegó a un nivel un 9 % inferior que el año anterior. Los cereales, aceites, harinas y otros subcomponentes alimentarios mostraron bajas que oscilaban entre el 2 % y el 5 %. Los precios del maíz cayeron aproximadamente un 11 %, y los del trigo disminuyeron un 4 %, alcanzando el nivel más bajo de los últimos tres años. Estas reducciones se atribuyeron a los precios competitivos en la región del mar Negro, el aumento de la producción de los principales exportadores y las perspectivas optimistas sobre la próxima cosecha, que indican que la producción mundial de maíz alcanzará máximos históricos. Los precios del arroz subirán alrededor de un 4 % durante el mismo período, con un crecimiento interanual de 28 %, debido a los problemas de suministro en las principales naciones exportadoras y las continuas limitaciones a las exportaciones en India.
En el informe Recipe for a Livable Planet: Achieving Net Zero Emissions in the Agrifood System (i) (Receta para un planeta habitable: Lograr cero emisiones netas en el sistema agroalimentario), publicado recientemente por el Banco Mundial, se describe un marco estratégico para abordar las emisiones relacionadas con el sector agroalimentario y, al mismo tiempo, garantizar la seguridad alimentaria para una creciente población mundial. De acuerdo con la publicación, el sistema agroalimentario global genera casi un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Además, en el informe se pone de relieve que los beneficios de invertir en la reducción de las emisiones del sector agroalimentario no son solo ambientales, sino también económicos. Se calcula que las inversiones anuales deben aumentar 18 veces hasta alcanzar los USD 260 000 millones anuales para reducir a la mitad dichas emisiones de aquí a 2030 y poner al mundo en la senda que permita alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050. No obstante, los beneficios sanitarios, económicos y ambientales podrían ascender a USD 4,3 billones en 2030, lo que representa un rendimiento de los costos de inversión de 16 a 1. Asimismo, se identifican oportunidades concretas de acción a nivel nacional y mundial.
En el Informe sobre la política alimentaria mundial 2024 (i), dado a conocer esta semana por el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), se destaca la importancia de las dietas saludables sostenibles y se ofrecen recomendaciones basadas en datos empíricos sobre vías para que los alimentos que conforman estas dietas sean más apetecibles, asequibles y accesibles y estén más disponibles, considerando al mismo tiempo los impactos ambientales. Según la publicación, los avances en la reducción de la desnutrición y las deficiencias de micronutrientes se han ralentizado en los países de ingreso bajo y mediano, mientras que el sobrepeso y la obesidad han aumentado rápidamente en todo el mundo. El informe se basa en un marco integral de los sistemas alimentarios para recomendar medidas transformadoras que incluyen abordar los desafíos relacionados con la demanda, como la asequibilidad y las preferencias de los consumidores, junto con mejorar los entornos alimentarios y enfrentar los problemas relacionados con la oferta para aumentar la disponibilidad de alimentos nutritivos.
Después de la invasión de Rusia a Ucrania, se ha incrementado el número de políticas comerciales impuestas por los países. La crisis alimentaria mundial ha empeorado, entre otras cosas, por el creciente número de restricciones al comercio de alimentos y fertilizantes establecidas por los países con el objetivo de aumentar la oferta interna y reducir los precios. Hasta el 28 de mayo de 2024, 16 países habían establecido 22 prohibiciones a la exportación de alimentos, y 8 habían implementado 15 medidas que limitan las exportaciones.
Labor del Banco Mundial
En mayo de 2022, el Banco Mundial se comprometió a destinar USD 30 000 millones a lo largo de un período de 15 meses para hacer frente a la crisis. La institución ha superado esa meta. El Banco Mundial ha ampliado su respuesta en el ámbito de la seguridad alimentaria y nutricional y ha puesto a disposición USD 45 000 millones, un monto que comprende USD 22 000 millones en nuevo financiamiento y USD 23 000 millones que provienen de la actual cartera.
La cartera de seguridad alimentaria y nutricional abarca 90 países, e incluye intervenciones a corto plazo, como la ampliación de programas de protección social, y proyectos de resiliencia a largo plazo, como iniciativas sobre el aumento de la productividad y la agricultura climáticamente inteligente.
Se espera que la labor del Banco Mundial beneficie a 335 millones de personas, una cifra que equivale al 44 % del total de personas que sufren desnutrición. Alrededor del 53 % de los beneficiarios son mujeres, quienes se ven desproporcionadamente más afectadas por las crisis. Algunos ejemplos son:
- En Honduras, la serie de proyectos de competitividad rural (i) (COMRURAL II y III) tiene como objetivo generar actividad empresarial y oportunidades de empleo, promoviendo al mismo tiempo una estrategia que tiene en cuenta el clima y es inteligente desde el punto de vista nutricional en las cadenas de valor agroalimentarias. Hasta la fecha, el programa ha beneficiado a unos 6287 pequeños productores rurales (de los cuales el 33 % son mujeres; el 15 %, jóvenes y el 11 %, indígenas) de café, hortalizas, productos lácteos, miel y otros productos básicos, quienes han tenido acceso a mejores conexiones con los mercados y han podido adoptar tecnologías agrícolas más avanzadas. La iniciativa ha creado, además, 6678 nuevos empleos.
- En este mismo país, el Proyecto de Seguridad Alimentaria en el Corredor Seco (i) (PROSASUR) procura mejorar la seguridad alimentaria de los hogares rurales empobrecidos y vulnerables en el Corredor Seco de Honduras. Este proyecto ha apoyado a 12 202 familias extremadamente vulnerables a través de subproyectos agrícolas inteligentes con respecto a la nutrición, planes de seguridad alimentaria, planes de nutrición comunitaria, y educación sobre nutrición e higiene. En la población beneficiaria, el 70 % de los niños menores de 5 años y sus madres ahora tienen un puntaje de diversidad dietética de al menos 4 (es decir, consumen como mínimo alimentos de cuatro grupos alimentarios).
- El Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios para África Oriental y Meridional (i) por valor de USD 2750 millones ayuda a los países de África oriental y meridional a aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios de la región y su capacidad para abordar la creciente inseguridad alimentaria. En su tercera fase, el programa reforzará la respuesta interinstitucional ante la crisis alimentaria e impulsará también los esfuerzos a mediano y largo plazo para lograr una producción agrícola resiliente, el desarrollo sostenible de los recursos naturales, la ampliación del acceso a los mercados y una formulación de políticas con mayor énfasis en la resiliencia de los sistemas alimentarios.
- Un crédito de USD 95 millones de la AIF (i) para el Proyecto de Comercialización Agrícola de Malawi (AGCOM) busca incrementar el comercio de determinados productos de la cadena de valor de la agricultura y proporcionar una respuesta inmediata y eficaz en caso de una crisis o emergencia admisible.
- La donación de USD 200 millones de la AIF para Madagascar (i) apunta a fortalecer la prestación de servicios descentralizada, modernizar el suministro de agua, restaurar y proteger los paisajes, y aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios y los medios de subsistencia en la zona del Gran Sur del país expuesta a la sequía (i).
- Un crédito de USD 60 millones para el Proyecto de Desarrollo Comunitario Integrado (i) permite trabajar con refugiados y comunidades de acogida en cuatro provincias del norte de Burundi para mejorar la seguridad alimentaria y nutricional, construir infraestructura socioeconómica y respaldar el desarrollo de las microempresas a través de un enfoque participativo.
- El Proyecto de Apoyo a la Iniciativa Regional de Riego en el Sahel (i), por valor de USD 175 millones, ayuda a generar resiliencia y aumentar la productividad de las actividades agrícolas y pastorales en Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania, Níger y Senegal. Más de 130 000 agricultores y miembros de comunidades de pastores resultan beneficiados con iniciativas de riego de pequeña y mediana escala. Además, se está creando una cartera de proyectos de inversión en riego financiables que abarca alrededor de 68 000 hectáreas, y que se enfoca en el riego de mediana y gran escala en la región del Sahel.
- A través del Proyecto de Respuesta de Emergencia frente a la Seguridad Alimentaria (i) en la República Centroafricana, por valor de USD 50 millones, 329 000 pequeños agricultores han recibido semillas, herramientas agrícolas y capacitación en técnicas agrícolas y de poscosecha para impulsar la producción de cultivos y aumentar su resiliencia a los riesgos climáticos y de conflictos.
- El Proyecto de Seguridad Alimentaria de Emergencia en Guinea-Bissau (i), de USD 15 millones, ayuda a aumentar la producción agrícola y el acceso a los alimentos a las familias vulnerables. Más de 72 000 agricultores han recibido semillas resistentes a la sequía y de alto rendimiento, fertilizantes, equipos agrícolas, y vacunas para el ganado en el marco del programa nacional de vacunación. Además, 8000 hogares vulnerables han recibido transferencias monetarias para comprar alimentos y hacer frente a la inseguridad alimentaria.
- En asociación con el Grupo Consultivo sobre Investigaciones Agrícolas Internacionales (CGIAR), el Proyecto para Acelerar el Impacto de las Investigaciones del CGIAR en África (AICCRA) (i), de USD 60 millones, ha beneficiado a casi 3 millones de agricultores africanos (39 % mujeres), proporcionándoles herramientas y servicios de información críticos relativos a la agricultura climáticamente inteligente, que los ayudan a aumentar la producción y generar resiliencia frente a las crisis climáticas. Estudios indican que, en Malí, los agricultores que aplican las recomendaciones de RiceAdvice, una herramienta digital respaldada por AICCRA, lograron aumentar el rendimiento promedio en 0,9 toneladas por hectárea y los ingresos por hectárea, en USD 320.
- El Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios de África Occidental (i), por valor de USD 766 millones, trabaja para aumentar la preparación frente a la inseguridad alimentaria y mejorar la resiliencia de los sistemas alimentarios en África occidental. La iniciativa ayuda a incrementar los servicios de asesoría digital destinados al sector de la agricultura y dirigidos a la prevención y gestión de las crisis alimentarias; aumentar la capacidad de adaptación de los actores del sistema agrícola, e invertir en el comercio y la integración regional de los mercados de alimentos para aumentar la seguridad alimentaria. Actualmente se está preparando la entrega de un financiamiento adicional de USD 345 millones para Senegal, Sierra Leona y Togo.
- Una donación de USD 150 millones (i) destinada a la segunda fase del Proyecto de Respuesta y Resiliencia para la Seguridad Alimentaria de Yemen ayudará a abordar la inseguridad alimentaria, fortalecer la resiliencia y proteger los medios de subsistencia.
- Una donación de USD 50 millones en concepto de financiamiento adicional para Tayikistán (i) se destinará a mitigar los impactos de la inseguridad alimentaria y nutricional en los hogares y aumentar la resiliencia general del sector agrícola.
- Un proyecto por un monto de USD 125 millones en Jordania (i) tiene como objetivo fortalecer el desarrollo del sector agrícola incrementando su resiliencia climática, aumentando la competitividad y la inclusión, y garantizando la seguridad alimentaria a mediano y largo plazo.
- Un proyecto de USD 300 millones en Bolivia contribuirá a aumentar la seguridad alimentaria, el acceso a los mercados y la adopción de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes.
- Un préstamo de USD 315 millones ayudará a Chad, Ghana y Sierra Leona (i) a aumentar su preparación frente a la inseguridad alimentaria y mejorar la resiliencia de sus sistemas alimentarios.
- El Proyecto de Apoyo de Emergencia para Aumentar la Seguridad Alimentaria y la Resiliencia por valor de USD 500 millones (i) tiene como objetivo impulsar los esfuerzos de Egipto para garantizar que los hogares pobres y vulnerables tengan acceso ininterrumpido al pan, ayudar a fortalecer la resiliencia del país frente a las crisis alimentarias y respaldar reformas que ayudarán a mejorar los resultados nutricionales.
- Un préstamo de USD 130 millones para Túnez (i) busca reducir el impacto de la guerra en Ucrania, financiando importaciones vitales de trigo blando y proporcionando apoyo de emergencia para cubrir las importaciones de cebada que se utiliza en la producción de productos lácteos y de las semillas que necesitarán los pequeños agricultores durante la próxima temporada de siembra.
- El Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios para África Oriental y Meridional (i) por valor de USD 2300 millones ayuda a los países de África oriental y meridional a aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios de la región y su capacidad para abordar la creciente inseguridad alimentaria. El programa, que reforzará la respuesta interinstitucional ante la crisis alimentaria, impulsará también los esfuerzos a mediano y largo plazo para lograr una producción agrícola resiliente, el desarrollo sostenible de los recursos naturales, la ampliación del acceso a los mercados y una formulación de políticas con mayor énfasis en la resiliencia de los sistemas alimentarios.
En mayo, el Grupo Banco Mundial y la Presidencia del Grupo de los Siete (G7) convocaron de manera conjunta la Alianza Mundial para la Seguridad Alimentaria (i), cuyo objetivo es catalizar una respuesta inmediata y concertada a la crisis mundial del hambre que se está produciendo. La Alianza ha establecido un Panel Global de Seguridad Alimentaria y Nutricional (i), una plataforma de acceso público que proporciona información oportuna a los encargados de tomar decisiones a nivel mundial y local, de modo de mejorar la coordinación de las políticas y la respuesta financiera a la crisis alimentaria.
El 8 de febrero de 2023, las máximas autoridades de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Grupo Banco Mundial, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) publicaron una tercera declaración conjunta. En la declaración, se insta a evitar que empeore la crisis de seguridad alimentaria y nutricional y se exigen nuevas medidas urgentes para i) atender los focos de hambre, ii) facilitar el comercio, mejorar el funcionamiento de los mercados y reforzar el papel del sector privado, y iii) reformar y reorientar los subsidios perjudiciales con eficiencia y una cuidadosa focalización. Mientras responden a la crisis, los países deben buscar un equilibrio entre las intervenciones urgentes a corto plazo y los esfuerzos de resiliencia a largo plazo.
Última actualización: Jun 03, 2024
Tomado de: bancomundial.org