Por: Moises Pineda Z.
Si los juegos Olímpicos tienen su origen en la Grecia Antigua y se celebraban para honrar a los dioses del Olimpo, ¿qué de irrespeto tiene que se haga una trasposición o parodia de un cuadro.de principios del Siglo XVII- «La Fiesta de los dioses»- en el que se reconocen esas «deidades» que se honraban en aquellos juegos?
¿A qué viene tanta pacatería provinciana?
Hay católicos y protestantes que dicen que es una parodia de » La Última Cena» de Leonardo Da Vinci.
Se sienten ofendidos en su sensibilidad y en sus creencias.
En primer lugar, en la trasposición o parodia hay más de trece personas que son las que aparecen en la obra de Leonardo. Ello sería suficiente para invalidar la querella y las peticiones de excomunión y de condena al infierno para Macrom y para las Autoridades Parisinas y para las del COI- Comité Olímpico Internacional-.
Pero, hay qur informarles que en el cuadro original de Rottenhammer, el centro de la escena es APOLO CORONADO.
Decir, o pretender decir, que el «aureolado» es Jesús de Nazareth, implica aceptar como válido que Cristo es una versión de Apolo, del «Nuevo Sol», una «cristianización» de las religiones paganas antiguas.
Habría una contradicción de fondo, pues tal tésis es negada por los ortodoxos católicos que hoy elevan su voz de protesta.
Cabe, eso sí, una pregunta:
Da Vinci, Autor de » LA ÚLTIMA CENA» ¿influenció a Hans Rottenhammer el Viejo (Alemán, 1564-1625), autor del » LA FESTIN DES DIEUX»?
¡Vade Retro!